30 octubre 2007

WITH OUR WITHOUT YOU, rutina.





Huir de la rutina, no caer en ella, tenerle pavor. La que todo lo destroza, la que todo empeora. Esta es la percepción que tenemos de la rutina. Ahora bien...¿por qué?. Yo también temo a la rutina, pero le doy un par de vueltas y me digo ¿no es lo que tanto echo de menos? Echas de menos las rutinas del pasado. De hecho, cuando cierras una etapa, en medio del drama, siempre hay alguien que dice "pero no te preocupes, nos veremos no sé dónde" o "existe el email" o "quedaremos mogollón porque seguro que acabamos en Madrid". O milongas varias que hacen todo menos consolarte en ese momento. Y repito, ¿por qué? Pues porque, por lo menos yo, con lo que más me cuesta acabar es con la rutina de los sitios. Y, como yo, me atrevería a decir que el 99,9% de los mortales.

I really miss...


-los veranos de natación congelante con Goyo, tenis con María, bote-bote y bocata de salchichas.

-las tardes del croissant tostadito con nocilla, vaso de leche, dibujos y tarea.

-las medias horas magníficas del bus de Cizur al cole.

-los recreos en la pista tiradillas y haciendo el pino para fumar.

-las clases de "deporte"

-los islantillas de chiringuito-mus, banana, playa, disco del hotel y cena en la Antilla.

-las convivencias de semana santa.

-las milquinientas rutinas del club.

-las colas a la entrada de la facultad y el pavor cuando se te olvidaba el carnet.

-las conversaciones vía-papel con Gusi en clase.

-el vagueo en la explanada.

-la visita diaria a Torre 2 a las 21,50.

-la moto.

-los domingos de fútbol con la incorporación gradual de mis sobrinos

-la bici

-Leon Mahillon

-La grande place

-El francklin y el Old Oak

-Los domingos del Sablon

-Las noches del Corbeau

-El garrote de las 11.

-Bajar a por comida a "los Flamencos"

-El...ostrás, cómo se llamaba? todo aquello que había que poner en la plantilla, el programa que utilizábamos y demás en AE? (entonces igual no lo echo tanto de menos...).


Y un largo etcétera, después de la rutina de cada viaje, tan grande como el que cualquier persona podría enumerar de su vida. Así que...¡a callarse toca!

25 octubre 2007

¿Qué significa "relativizar"?

Los procesos de aprendizaje que nos presenta la vida son de lo más variopinto. El que yo he dado en llamar "aprendizaje invertido" (quizá se conozca así científicamente; no lo sé, y tampoco me importa) no sé cómo definirlo y por eso voy a tratar de ejemplificarlo. Todo a raíz de este encantador cartel que mi compañera de piso -sabia en la materia- no dudó en fotografiar cuando se topó con él por la calle.



Hace siete años, lo recuerdo como si fuera ayer, cuando en 4º de ESO la amiga Julia se partía el espinazo para enseñarnos algo de Ética, nombró no sé cómo exactamente, pero sí que fue en el contexto de "el sentido del dolor", que el humor servía para relativizar el sufrimiento. O algo así. Pero se me quedó grabado aquello, lo de "relativizar", verbo que por aquel entonces no aparecía en la lista de mi léxico común.

A partir de allí se desencadenó el ya nombrado proceso de aprendizaje invertido, de tal modo que, si una situación dramática, como siempre, nos regalaba algunos minutos de risa e ironía, tarde o temprano me venía a la cabeza lo de "relativizar". Y a día de hoy sigue ocurriéndome igual. Qué lástima da la gente que considera que alguien que utiliza el sentido del humor a menudo no puede ser una persona seria. O que es una frívola, o que no entiende de qué va la fiesta. Craso error.

En Bruselas, en esa pseudo-empresa que cada día estaba a punto de irse a pique, la risa nos hizo fuertes, mucho. Era tal el surrealismo de las situaciones que vivíamos allí que, o reíamos, o llorábamos. Y optamos por lo primero -salvo alguna excepción-. Pienso en aquella etapa y me viene a la cabeza: risas. En concreto la de Marta, ¡voz radiofónica!. Risas en todas partes...cuando el jefe te llamaba corta, cuando eran las 9 y seguías encerrada en esa redacción, cuando estábamos en clase de francés, cuando alguna lloraba en Administración porque no veía el sentido de la vida, de estar en Bélgica, ni de estar en España, cuando afilábamos el colmillo y sacábamos punta a todos los personajes de nuestro cuento.

En ese capítulo de los Elía 2004...el sentido del humor jugó también un papel importante. E hizo fuertes a quienes debía. Eso, la música, y la fe, por supuesto, la 'relativizadora' por excelencia. Por ello se oían frases del tipo "vamos a coger un apartahotel en la CUN" o "esto empieza a ser contraproducente, por qué no le pasa a otro, por ejemplo, a Zapatero?".

El humor también está provocando que me vaya a costar tantísimo dejar mi actual trabajo...a pesar de las labores que desempeño y que, por supuesto, son relativizadas con gracietas varias. Pienso en esto y me viene a la cabeza la maestra de tal arte, mi amiga Crisgon. Y, a otro nivel, otras tantas personas, que no voy a nombrar porque me quiero ir a casa y porque son bastantes por eso mismo, porque me gusta esa gente, la que bromea, la que sonríe, y la que me enseña con ello que TODO en esta vida es relativo (no malinterpretéis).

22 octubre 2007

Grande, Rowling


"The scar had not pained Harry for nineteen years. All was well."
Y así termina todo. Parece mentira, pero voy a echar mucho de menos a toda la panda. Qué gran historia, qué gran capacidad para tocarnos la cabeza y el corazón. No puedo entrar a valorar qué tal me ha parecido el último libro de la saga como novela. Ya no. ¡Estoy tan imbuida en la historia que no puedo juzgarlo con objetividad desde fuera! Se confunden los que rechazan estas historias por ser 'fantásticas'; lo digo porque a mí tampoco me va demasiado ese tipo de literatura. Pero ésta es una historia sobre la vida, la misión, la amistad, la debilidad humana, la capacidad de rectificación, la política, la bondad, la libertad...All was well, claro que sí.